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Mostrando entradas de agosto, 2019

MIERDA

      Q uizás no me crean cuando les cuente cómo me di cuenta que era homosexual. Y sobre todo teniendo en cuenta cómo lo vi, porque fue a través de mi ex novia:   Magdalena Aguirre era una cuarentona que conocí en una fiesta de “solos y solas” a la que me había llevado mi hermano Rubén. Era en el Club Palermo, ahí por Borges y Avenida Santa Fe, por supuesto estaba lleno de personas que cuando las vi pensé que más que solas físicamente, lo estaban en su interior. Había accedido a ir después de cancelar varias veces para quedarme viendo los documentales de History Channel, la Historia de Europa, los Caballeros Templarios, tres masturbaciones al hilo y sueño profundo de fin de semana. Pero esa vez fue diferente porque no tenía luz en casa, ni gas, ni nada que me encerrara en el invierno de Julio. Me quedé en la barra para pedir una copa de vino blanco cuando se me acercó sonriendo y tocándome el hombro. -       Estoy sola, estás solo. ¿Po...

NIEVE NEGRA

       - S ombra   que se para delante mío, me mira con sus ojos blancos saltones, su boca, curtida por el viento infernal me penetra el alma. Cierro los ojos y está lejos, parada junto a un árbol. Se sostiene del tronco, se relame los labios y me muestra su lengua cruda. Escucho el sonido de su saliva, el asco me produce piel de gallina. Inmóvil. Cierro los ojos y está otra vez más cerca. Avanza en cada parpadeo que doy y me prometo, desesperada, que no volveré a parpadear, mi boca como una herida cicatrizada. El cielo es negro azabache y me invade como si se fuera a caer sobre mí. Me caen lágrimas   sobre las mejillas que se convierten en nieve, noto que mis manos están atadas sobre mi pecho. Entumecida. La nieve sigue tapándome y atándome al suelo   con raíces esqueléticas.   La sigo viendo y sonríe fingiendo inocencia, sus ojos bobos me aterrorizan. Sus manos blancas como la luz, abren su túnica negra y polvorienta   y veo una sombra ...